Las iniciativas de reducción del riesgo desastres inclusivas y sostenibles se apoyan en la ciencia y la tecnología, según expertos

Source(s): United Nations Office for Disaster Risk Reduction – Regional Office for the Americas and the Caribbean Uruguay - government
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UNDRR

En el marco de la VIII Plataforma Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe (PR23), se señaló ante los participantes que la ciencia y la tecnología son fundamentales para poner en práctica una reducción del riesgo de desastres equitativa y sostenible en las Américas y el Caribe.

El año pasado, las Naciones Unidas fijaron el objetivo de que todas las personas del planeta estén protegidas por sistemas de alerta temprana para 2027.

Asimismo, en el evento se comentó que para lograr ese objetivo era imprescindible comunicar los conocimientos científicos y mejorar la tecnología. No obstante, se deberán superar un gran número de retos para que ello llegue a buen puerto.

“El verdadero reto radica en el hecho de que no contamos con los recursos humanos o financieros suficientes para que esta idea se lleve a la práctica”, comentó Mami Mizutori, Representante Especial del Secretario General para la Reducción del Riesgo de Desastres de las Naciones Unidas.

“Es importante movilizar apoyo y recursos en favor de la ciencia y la tecnología para la reducción del riesgo de desastres”, agregó. “Además, debemos comprender los retos actuales que impiden que los responsables políticos y de las decisiones hagan un uso más adecuado de las investigaciones científicas disponibles”.

En este sentido, Beatriz Argimón, Vicepresidenta del Uruguay, puso énfasis en la importancia de elaborar presupuestos para la reducción del riesgo de desastres, en particular para programas de ciencia y tecnología.

Si bien es posible que la planificación de los desastres no siempre sea un asunto prioritario para los políticos, Argimón indicó que el papel que los científicos han de desempeñar es el de comunicar esas necesidades eficazmente y dejar patente los tipos de recursos financieros que se necesitan para satisfacer esas necesidades.

“Como es evidente, todos somos conscientes de la importancia que la ciencia y la tecnología tienen en nuestras vidas, pero muchas veces al adoptar medidas, en especial relacionadas con los presupuestos nacionales, es posible que ese equilibrio no se tenga en cuenta”, comentó.

Argimón instó a los políticos a hacer uso de su capacidad de acción en estas cuestiones y actuar de manera proactiva en lo que a la adopción de medidas de prevención y la formulación y comunicación de marcos para mitigar los efectos de los desastres se refiere.

“Cada una de nuestras decisiones acciones bien aumentan nuestra vulnerabilidad a los desastres o, por el contrario, aumentan nuestra resiliencia”, expresó.

El argumento de la Vicepresidenta recibió el apoyo de Mona Nemer, Asesora Científica Jefe del Canadá, que puso de relieve ante los participantes de la Plataforma Regional que la ciencia y la tecnología podían emplearse para identificar los riesgos y en los sistemas de alerta temprana.

“Para lograr que la preparación para desastres sea eficaz es necesario identificar los riesgos, contar con sistemas de alerta temprana exhaustivos y disponer de planes de comunicación pública eficiente”, comentó. “La ciencia y la tecnología son imprescindibles para la recopilación y el análisis [de datos] incluido en lo que respecta al monitoreo de los datos geoespaciales mediante tecnologías de teledetección, los efectos del cambio climático y la previsión de los riesgos”.

A este respecto, añadió que los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y las entidades privadas pueden colaborar para intercambiar información.

Gladys Lorena Terrazas Arnez, Presidenta de la organización civil Red Paz, Integración y Desarrollo, apuntó que se deben utilizar los conocimientos de toda índole en el desarrollo de los sistemas de alerta temprana, especialmente los conocimientos indígenas.

“Hemos de escucharnos los unos a los otros en los distintos sectores a fin de lograr que esos conocimientos se reconozcan y amplíen”, afirmó.

También se debatió a fondo el problema de la representación y la inclusión en la reducción del riesgo de desastres en las Américas y el Caribe.

Mizutori destacó que los dos primeros paneles del día habían estado integrados en su totalidad por mujeres e hizo hincapié en la necesidad de que exista una paridad de género en las organizaciones dedicadas a la reducción del riesgo de desastres y de reconstrucción.

“Las mujeres están asumiendo funciones de liderazgo de tantas maneras distintas”, comentó, en particular como científicas destacadas, directoras de organizaciones de la sociedad civil y en la política.

No obstante, las panelistas añadieron que las mujeres no eran grupo monolítico y que era necesario emprender mayores esfuerzos para cuantificar y abordar las disparidades de género en las disciplinas relacionadas con la reducción del riesgo de desastres en los países y las regiones individuales.

Por ejemplo, las panelistas hicieron énfasis en la importancia de las mujeres en el mundo académico y la investigación, especialmente en ámbitos como la ingeniería y la inteligencia artificial.

Hubo un consenso general en el sentido de que la mejor manera de lograr lo anterior era que más mujeres ejemplares accedieran a puestos de poder en sus comunidades locales.

“Las mujeres sufren consecuencias sumamente graves cuando se producen los desastres”, comentó Mizutori. “Es necesario que Sendai incluya un marco [de igualdad de género]”.

Además de los esfuerzos en favor de la paridad de género y la implementación de las soluciones científicas y tecnológicas en la reducción del riesgo de desastres, también se señaló a los participantes de la Plataforma Regional la importancia de la financiación y el desarrollo sostenibles.

Andrew Maskrey, planificador urbano y coordinador y autor principal del informe emblemático sobre infraestructuras resilientes a los desastres y al clima de la Coalición para una Infraestructura Resiliente a los Desastres, indicó que no se dispone de financiación suficiente para recuperar las infraestructuras deterioradas por los desastres y para las inversiones en las infraestructuras del futuro.

Lo anterior dio lugar al siguiente interrogante: ¿de dónde procederán los fondos futuros para impulsar la resiliencia y seguir reconstruyendo los países afectados? “Para ello se requerirá la inversión del sector privado”, afirmó Maskrey.

Pese a que la inversión en resiliencia aporta una gran cantidad de beneficios para la sociedad, incluidas la reducción de las perdidas y los daños y la disminución de los costos asociados a la interrupción de los servicios, se trata de inversiones que no generan ganancias.

“Lo cierto es que nadie está dispuesto a realizar inversiones que no tengan una rentabilidad del orden privado”, comentó Maskrey. “La raíz del problema es la elaboración de instrumentos y mecanismos de financiación en los que parte de los beneficios de la resiliencia regresen a los inversionistas privados”.

El primero de los tres días del evento concluyó con una revisión de medio término de la implementación del Marco de Sendai y el Plan de Acción Regional, así como con informes de cada Estado miembro en los que se presentó información actualizada a la reunión sobre sus avances.

“Tenemos indicios claros de que si no adoptamos un enfoque centrado en la prevención que integre la toma de decisiones, no podremos preservar nuestro futuro”, afirmó Paola Albrito, Directora de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). “Las declaraciones de los Estados miembros sobre sus hallazgos han sido una fuente de gran motivación para mí”.

Los principales mensajes de la revisión pusieron el foco en que los gobiernos y las partes interesadas deben abordar la reducción del riesgo de desastres como un resultado y no como un sector, y establecer acuerdos claros de gobernanza del riesgo. Adicionalmente, en la revisión se reconoció que determinados aspectos del sistema financiero, de la macroeconomía y de la financiación para el clima y para el desarrollo contribuyen a la creación del riesgo de desastres.

Por otra parte, la revisión de medio término también evaluó el estado de las metas del Marco de Sendai y determinó que la situación de la mayoría de los indicadores era peor de lo que debería ser.

Algunas consecuencias de ello son un aumento del número de personas afectadas por los desastres, pérdidas económicas directas provocadas por los desastres y daños en las infraestructuras. La cooperación internacional y la disponibilidad de los sistemas de alerta temprana y el acceso a estos también fueron inferiores a lo previsto.

Sin embargo, la revisión de medio término también constató que en la implementación del Marco de Sendai se estaban logrando los objetivos de reducir la mortalidad y aumentar el número de estrategias nacionales y locales.

“El entusiasmo y la acogida en el más alto nivel nos han resultado alentadores, e invito a otros Estados miembros y partes interesadas a que participen”, comentó Marc Gordon, Coordinador Principal de la revisión de medio término del Marco de Sendai en las Naciones Unidas.

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